Quinta etapa del duelo: La aceptación
Es el momento en donde hacemos las paces con esta pérdida permitiéndonos una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia del ser querido.
El doliente llega a un acuerdo con este acontecimiento trágico gracias a la experiencia de la depresión. Esta etapa no significa que estamos de acuerdo con esta muerte sino que la pérdida siempre será una parte de nosotros. Este proceso nos permite reflexionar sobre el sentido de la vida así como lo que queremos de la vida a partir de ahora. La frase que resume la esencia de esta etapa es, Todo va a estar bien.
En esta etapa, el doliente acepta la realidad de la pérdida física de su ser querido y busca readaptarse a un nuevo contexto en el que él ya no estará. Se trata de aprender a convivir con esta pérdida y crecer a través del conocimiento de nuestros sentimientos. Comenzamos a depositar nuestras energías en nuestras amistades y en nosotros mismos estableciendo una relación distinta con la persona fallecida.
La rutina diaria toma un mayor protagonismo en la vida del doliente mientras que ya no se invocan los recuerdos del ser querido con sentimientos de culpa. Esta introspección te permitirá realizar una evaluación de tu vida y analizar cuál es el crecimiento obtenido durante este proceso a partir del cumplimiento de asuntos irresueltos. Esto se debe a que puedes observar que las cosas malas le suceden a la gente buena y a la gente mala también, por lo que la muerte no es percibida como un castigo sino como parte de la vida.
Esta última etapa permite a los familiares y amigos acompañar y estimular el acercamiento del doliente hacia nuevas relaciones sociales y actividades.
En este caso, los familiares y amigos del doliente deberán estimularlo para que dedique un mayor tiempo en sus amistades y nuevas actividades. No debes presionar al doliente para que lo haga sino acompañarlo cuando él crea que ya es tiempo de invertir sus energías en otros ámbitos. No lo fuerces para socializar o volver a trabajar si todavía no se siente preparado ya que esto sólo atrasaría el proceso de curación.
La clave en el acompañamiento de cada una de estas etapas será respetar los sentimientos del doliente sin presionarlo para que tenga una recuperación más rápida.
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