Los crematorios, nueva fuente de energía renovable
La cremación como fuente de energía renovable es una práctica que lentamente se está extendiendo en algunos países de nuestro entorno.
Parece casi impensable que la calefacción o el agua caliente de nuestra casa esten abastecidas por las altas temperaturas producidas en los crematorios. Esto es lo que sucede en Suecia, como un método original para reducir la contaminación al medio ambiente así como para enfrentar el urgente desafío de la energía renovable. Este método ha comenzado a utilizarse desde hace más de 5 años en el crematorio local de Halmstad, un pueblo sueco de 55 mil habitantes, donde las altas temperaturas de sus hornos se utilizaban para calentar las instalaciones internas des propio crematorio hasta que finalmente extendieron este beneficio a la comunidad en donde residían para calefaccionar los edificios.
Pero ¿cómo surgió esta idea? Ante una revisión ambiental del crematorio de Halmstad se determinó que las chimeneas de sus hornos crematorios liberaban demasiado humo al aire por lo que los inspectores dijeron que deberían comprar nuevos hornos que cumplieran con las normas ambientales vigentes. Cuando los responsables del crematorio evaluaron las consecuencias de la contaminación de estas emisiones al aire así como las posibilidades para su reducción notaron que este humo podría ser una fuente de energía potencialmente útil para calefaccionar no sólo a su empresa sino también a las demás construcciones del pueblo. Esta pequeña semilla pronto crecería a pasos agigantados convirtiéndose en una opción medioambiental realmente efectiva que comenzó a ser adoptada por diversos crematorios del país. Tal es el caso del crematorio Racksta, ubicado cerca de Estocolmo, quien se ha convertido en la primera empresa cerca de la capital de Suecia en proveer este servicio conectado al sistema público.
Este sistema se beneficia de las altas temperaturas alcanzadas por los hornos crematorios que se convierten en la clave de esta nueva fuente de energía. Los hornos crematorios alcanzan elevadas temperaturas en el transcurso de la cremación. Este proceso provoca una serie de gases tóxicos que deben ser filtrados antes de poder ser emitidos al aire. Para ello, los gases y humos originados en el proceso deben ser enfriados aproximadamente a 150 grados centígrados mediante un sistema de tuberías que, al hacer circular esas emisiones a través del sistema de calefacción pública, enfriará el humo muy cerca de la temperatura objetivo aprovechando la reducción del gasto de los crematorios en los procesos de refrigeración y filtrado. De esta manera, la energía capturada proviene del gas que se usa para incinerar los cuerpos y para limpiar los residuos.
Suecia, junto a Gran Bretaña y Dinamarca, son los países europeos con mayor tasa anual de cremaciones llegando a un 73% de los casos de fallecimiento abriendo un amplio abanico de posibilidades para la ampliación y perfección de este proceso que permite obtener una fuerte de energía inédita hasta ahora.
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