Cómo nos afecta la pérdida.
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente. François Mauriac.
Cada persona experimenta un proceso de duelo distinto y su afrontamiento, a pesar de existir una serie de reacciones normales, depende en gran medida del sistema de apego que desarrollamos durante nuestro desarrollo. Además, este proceso puede ser más o menos agudo dependiendo de una serie de factores.
Por un lado, nuestras propias variables personales, como son la edad, el sexo, la madurez, la manera de afrontar las situaciones de estrés, la dependencia o independencia afectiva y el nivel de autoestima nos ayudarán u obstaculizarán el afrontamiento de la muerte de un ser querido. La importancia que tenía en nuestra vida la persona fallecida, así como la fuerza de la relación y la seguridad que nos proporcionaba va a influir sobre el grado de dolor o frustración que sentiremos y el tipo de muerte, sobre todo, si se trata de un hecho esperado o inesperado, nos afectará en un menor o mayor grado.
Por otro lado, la experiencia de vivencias anteriores similares nos ayudarán a superar el proceso y el apoyo emocional de familiares y amigos nos facilitará la recuperación. Sin embargo, hay que tener un especial cuidado con este último factor ya que si recibimos mucho apoyo social, contribuirá a reforzar la duración del mismo, pero un duelo prolongado puede tener un efecto opuesto (Worden, 1997).
Ana Cimadevilla y Miguel Ángel Cueto.
Psicólogos. CEPTECO (León).
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