Avalancha en la Meca
Más de 700 muertos en la última gran avalancha de peregrinos a La Meca.
Al menos 717 peregrinos han muerto a las afueras de La Meca, al producirse una estampida durante el haj, o gran peregrinación, que realizan millones de musulmanes. Otros 863 han resultado heridos de diversa consideración según los últimos recuentos. Se trata del mayor desastre ocurrido en esta romería en los últimos 25 años. El terrible accidente se produce tan solo dos semanas después de que una de las grandes grúas situadas junto a la Gran Mezquita, se desplomara llevándose por delante la vida de un centenar de peregrinos. Estos sucesos ponen en el punto de mira la gestión de las autoridades saudíes que rápidamente han salido al paso atribuyendo los sucesos a la falta de disciplina de los asistentes que no acatan las recomendaciones del gobierno saudí.
Con anterioridad, el portavoz del departamento de Defensa Civil atribuyó la estampida a un choque entre dos grupos de peregrinos llegaron al mismo tiempo a un cruce en Mina, a una decena de kilómetros al este de La Meca. Según su comunicado, difundido a través de las redes sociales, un grupo entraba y otro salía de la zona conocida como Jamarat, donde siguiendo la tradición los romeros apedrean simbólicamente al diablo. Se trata de uno los momentos culminantes del haj, que coincide con la Fiesta del Sacrificio (Eid al Adha), la más importante del islam.
Esa etapa del peregrinaje ha visto seis de los siete principales accidentes que se han producido desde 1990, año en que 1.426 ciudadanos asiáticos perecieron asfixiados en un túnel de acceso en la propia Mina. Pero desde 2006, cuando 364 personas murieron en una avalancha humana en el propio Jamarat, no había vuelto a ocurrir ningún desastre.
A raíz de esos incidentes, Arabia Saudí ha invertido miles de millones en la ampliación y mejora de los santos lugares. Entre las obras realizadas, el puente desde el que los peregrinos lanzan los siete guijarros rituales al demonio se ha convertido en una estructura de cuatro niveles que aumenta su capacidad de paso.
Sin embargo, en el plazo de dos semanas, el derrumbe de una grúa en la Gran Mezquita de La Meca y esta última estampida han puesto en el punto de mira la gestión de las autoridades saudíes. El rey Salmán ha ordenado una revisión de los planes para la peregrinación y, poco antes, el príncipe heredero, Moahamed Bin Nayef, había anunciado una investigación. Se juegan su prestigio como custodios de los santos lugares del islam.
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