Tercera etapa del duelo: La negociación
En esta etapa surge la esperanza de que se puede posponer o retrasar la muerte de la persona moribunda.
La etapa de negociación puede ocurrir antes de la pérdida, en caso de tener a una familiar con enfermedad terminal, o bien después de la muerte para intentar negociar el dolor que produce esta distancia. En esta etapa se busca una tregua temporal para negociar el regreso de nuestro ser querido muerto a cambio de diversas promesas que implican cambios de hábitos y pensamientos. Este mecanismo de defensa para protegerse de la dolorosa realidad no suele ofrecer una solución sostenible en el tiempo y puede conducir al remordimiento y la culpa interfiriendo con la curación.
Se desea volver a la vida que se tenía antes de que muriera el ser querido y que éste vuelva a nosotros. Se concentra gran parte del tiempo en lo que el doliente u otras personas podrían haber hecho diferente para evitar esta muerte. Las intenciones de volver el tiempo atrás es un deseo frecuente en esta etapa para así haber reconocido a tiempo la enfermedad o evitar que el accidente sucediera. La frase que resume esta etapa es ¿Qué hubiera sucedido si…? Nos quedamos en el pasado para intentar negociar nuestra salida de la herida mientras pensamos en lo maravillosa que sería la vida si éste ser querido estuviera con nosotros.
Esta fase del duelo suele ser la más breve de todas las etapas ya que se trata del último esfuerzo para encontrar alguna manera de aliviar el dolor por lo que supone un trabajo agotador para la mente y el cuerpo al tener que lidiar con pensamientos y fantasías que no coinciden con la realidad actual. Por eso es importante conectarse con las personas y actividades del presente siguiendo una rutina que le brinde a tu mente la comodidad de realizar tareas regulares.
En esta etapa, los familiares deben dejar que el doliente se haga todas las preguntas que crea necesarias aún cuando percibimos cómo nuestro ser querido sufre diseñando diversas hipótesis sobre cómo hubiera podido evitar esta muerte. Es necesario no intervenir en el proceso y dejarle que experimente estos sentimientos y preguntas ya que lo acercarán cada vez más a la aceptación de la realidad de la pérdida. Las personas en duelo suelen relatar una y otra vez cómo ha sucedido esta muerte hasta en sus más mínimos detalles. Hay que ser paciente frente a la repetición de esta historia ya que es una manera de aceptar progresivamente la muerte.
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